A cambio de su anhelado puente le fue concedido el descubrimiento de la historia del hombre.
domingo, 25 de abril de 2010
Detrás de cada piedra
Esta es la fábula de una niña que quería construir un puente entre dios y los hombres, pero que después buscar durante años con quien hacerlo se aburrió de encontrar solo polvo y serpientes.
sábado, 24 de abril de 2010
Como llenarte soledad, Cernuda
Cómo llenarte, soledad,
sino contigo misma...
De niño, entre las pobres
guaridas de la tierra,
quieto en ángulo oscuro,
buscaba en ti, encendida guirnalda,
mis auroras futuras y furtivos nocturnos,
y en ti los vislumbraba,
naturales y exactos, también libres y fieles,
a semejanza mía,
a semejanza tuya, eterna soledad.
Me perdí luego por la tierra injusta
como quien busca amigos o ignorados amantes;
diverso con el mundo,
fui luz serena y anhelo desbocado,
y en la lluvia sombría o en el sol evidente
quería una verdad que a ti te traicionase,
olvidando en mi afán
cómo las alas fugitivas su propia nube crean.
Y al velarse a mis ojos
con nubes sobre nubes de otoño desbordado
la luz de aquellos días en ti misma entrevistos,
te negué por bien poco;
por menudos amores ni ciertos ni fingidos,
por quietas amistades de sillón y de gesto,
por un nombre de reducida cola en un mundo fantasma,
por los viejos placeres prohibidos
como los permitidos nauseabundos,
útiles solamente para el elegante salón susurrado,
en bocas de mentira y palabras de hielo.
Por ti me encuentro ahora el eco de la antigua persona
que yo fui,
que yo mismo manché con aquellas juveniles traiciones;
por ti me encuentro ahora, constelados hallazgos,
limpios de otro deseo,
el sol, mi dios, la noche rumorosa,
la lluvia, intimidad de siempre,
el bosque y su alentar pagano,
el mar, el mar como su nombre hermoso;
y sobre todo ellos,
cuerpo oscuro y esbelto,
te encuentro a ti, tú, soledad tan mía,
y tú me das fuerza y debilidad
como el ave cansada los brazos de la piedra.
Acodado al balcón miro insaciable el oleaje,
oigo sus oscuras imprecaciones,
contemplo sus blancas caricias;
y erguido desde cuna vigilante
soy en la noche un diamante que gira advirtiendo a los hombres,
por quienes vivo, aún cuando no los vea;
y así, lejos de ellos,
ya olvidados sus nombres, los amo en muchedumbres,
roncas y violentas como el mar, mi morada,
puras ante la espera de una revolución ardiente
o rendidas y dóciles, como el mar sabe serlo
cuando toca la hora de reposo que su fuerza conquista.
Tú, verdad solitaria,
transparente pasión, mi soledad de siempre,
eres inmenso abrazo;
el sol, el mar,
la oscuridad, la estepa,
el hombre y su deseo,
la airada muchedumbre,
¿qué son sino tú misma?
Por ti, mi soledad, los busqué un día;
en ti, mi soledad, los amo ahora.
lunes, 19 de abril de 2010
Carmesí
Mientras el viento que acaricia los silencios entre de madrugada
seguiré tras tus labios
arrastrado por lo incierto, como hojas secas
no importará la muerte esperando en la orilla
El cielo jamás volverá a ser el mismo
transfiguró su propio cielo y se hizo tuyo
la lluvia posee hoy tu tacto
tan bello en su naturaleza de tormenta
cristales llenos de futuro
sin importar el secreto del primer sol de invierno
sin importar que en silencio sea arrasado el bosque
esperaré de nuevo al viento
lunes, 5 de abril de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)