miércoles, 21 de mayo de 2008
Bestiario
Museo de la Ciudad
Asociado a esta obra se encuentra el nombre del diseñador José de Torres Vergara, quien diseño el edificio despreocupándose por la simetría y la regularidad, sus espacios son reducidos, pero no escatima en las arcadas y volutas.
En el coro bajo se veneraban 2 imágenes de cristo muy particulares: Ecce Hommo, de bulto, estatua regular y la otra un crucifijo de marfil muy bien trabajadas, ambas fueron traídas de Toledo.
El 15 de Mayo de 1867, hechos prisioneros los imperialistas, se habilitaron varios conventos como cuarteles y cárceles, tocando a Miramón y a Maximiliano el templo de la cruz, y a partir del día 22 y hasta su ejecución en el templo de las capuchinas.
Así pasaron algunos años hasta la primera década de nuestro siglo, en el que albergo oficinas.
El 14 de febrero de 1997, el inmueble del ex convento de San José de Gracia de Religiosas Capuchinas asumió una vocación de carácter público, al ser albergado entre sus muros el Museo de la Ciudad, centro cultural perteneciente al Instituto Queretano de la Cultura y las Artes, y cuya misión privilegia la divulgación del arte contemporáneo. Es con este perfil que el museo ha marcado estilos de oferta cultural, en donde priva la diversidad y la tolerancia dando lugar a una contínua muestra de exposiciones pictóricas, fotográficas, escultóricas; obras de teatro, danza; recitales de música; así como propuestas de performance e instalación, y muchas actividades intelectuales más. Propiamente, el Museo de la Ciudad es punto de reunión de inquietudes.
En la historia, las amplias áreas del inmueble fueron destinadas para distintos usos; tras su construcción en el siglo XVIII fungió como convento de Religiosas Capuchinas, dando a Querétaro un sitio especial en el mapa de la Nueva España, pues un convento significaba, en ese entonces, una destacada muestra de organización social y poder económico. Después, con los cambios derivados de la guerra de Reforma y la aplicación de nuevas reglamentaciones laicas, el inmueble fue ocupado como prisión, siendo el más celebre de los condenados el Archiduque Maximiliano de Habsburgo, Emperador de México. Posteriormente el edificio fue empleado como cuartel militar, después como oficinas, y así sucesivamente hasta el uso actual de centro cultural.
El aire contemporáneo del museo, sólo es equiparable a las más importantes galerías públicas y privadas del país. Las acciones de artes teatrales, dancísticas, cinematográficas, musicales y literarias, dan fe de una búsqueda infatigable, por parte de los creadores que encuentran en el Museo de la Ciudad un espacio propicio en busca del arte del siglo XXI.
Mención aparte merece el proyecto de la Biblioteca Infantil del Museo de la Ciudad, que durante sus cuatro años de vida ha conseguido una importante respuesta por parte de pequeños y jóvenes que acuden a sus actividades con un especial interés.
La biblioteca pretende acercar a los chicos a la emoción propia de las expresiones contemporáneas, rompe con los modelos que dejaron hace mucho de interesar a los niños, y abre a sus visitantes una visión de los esquemas del arte actual, distinto sin duda del arte del siglo XIX y más evolucionado que el arte del siglo XX.
castillos de papel (Parafrasis a Moira Antonello)
Son huellas de ausencia,
el mañana no pasa por aquí
y sobre las palmas púrpuras tentáculos
ruinas de siglos anidados posan al filo de la memoria
podria borrar el tiempo
prefiero rasgar el viento
que las tinieblas partan a la deriva
Somos remordimientos en las sombras
Somos violenta ruptura
Somos frágil necesidad de inventar un dios
sábado, 10 de mayo de 2008
"Si te dicen que soy..."
Se descubre una delgada silueta que cruza el escenario después de un saludo amplio y una caravana agradecida y con micrófono en mano: “¡Mira nada más Querétaro! Ely Guerra toma su guitarra, y entre un apabullante sonar de las gargantas reunidas en el Life Music Hall se abre paso con su música.
Una flor abriéndose plena en la primavera, cautiva e hipnotiza, así la voz de Ely Guerra llena el recinto con el primer tema que interpreta, indicio de una velada llena de entrega.
Un repaso de aproximadamente una hora de la discografía de la cantautora, pasando por temas de sus producciones 'Lotofire', 'Para morirse de amor' y 'Sweet & sour, hot y spicy', pero interpretadas en su forma más pura, desnuda y orgánica, la voz de Ely Guerra fue acompañada simplemente por su guitarra.
Los asistentes, que no dejaban un solo espacio vacío en el Life Concert Music Hall, coreaban intensamente cada una de las canciones de la regiomontana. Sobre sillones, en las escaleras que flanquean el escenario y sobre las mesas, había espectadores para alcanzar una mejor perspectiva de la cantante, y cuando el lugar cimbraba con toda esta energía, Ely Guerra decidió dejar su guitarra de lado, levantarse del banco donde se apoyaba, guiar sus pasos al filo del escenario y comenzar a cantar a capella: “…Bésame, con un beso enamorado, como nadie me ha besado desde el día en que nací…”, tango importado de tierras argentinas: Júrame, y lograr hacer presente el silencio en los queretanos que sorprendidos por la potencia de la voz y por el detalle de la cantante, formaron en común acuerdo una línea con sus labios.
El concierto fue oficialmente terminado cuando los últimos acordes de ‘Quiéreme mucho’, dieron pie a una marea humana rompiendo en aplausos.
Autopsia a un copo de Nieve
Construyen diversos puntos en una cortina sutilmente iluminada, un ritmo que se entrelaza con la sincopa de un constante sonido de gotas sumergidas en un eco espectral, juntos la mirada y el oído se pierden en este ritmo que los lleva en un viaje vertical, hasta que son interrumpidos por una figura humana contenida en una tina, por un texto, por una voz que se erige en el vacío violentando la aparente parsimonia, un cuarto de baño, siempre íntimo, siempre silencioso, donde la higiene y los pensamientos debaten en introspectiva danza, ahí es donde el dramaturgo Luis Santillán, Premio Nacional de Dramaturgia 2005, decide involucrar la vida de tres mujeres en su obra maestra: ‘Autopsia a un copo de nieve’, que enmarcó el Museo de
Según la artista conceptual, Stefan Brüggemann, en la crisis es donde los problemas se muestran, el lugar idóneo para conocer nuestros temores y nuestras debilidades, y es en este terreno donde el dramaturgo se detiene para mostrarnos una herida abierta, que no alcanza a cicatrizar por las miradas que aquejan ese espacio removiéndolo y trastornándolo, una herida construida gracias a Catalina y su incompresible desdén por su hija, la pequeña Nicoleta, a quien constantemente lee el cuento de ‘El Patito feo’ con la cruel variante de que su hija no se convirtió en cisne, sino que, al saberse diferente y rechazada, se ahogó en el estanque. Nuevamente la tina de baño hace su función no sólo como lugar de introspección en el que en posición fetal, Nicoleta se sumerge buscando el refugio de un amenazante mundo exterior erigido principalmente por su madre; sino además es el estanque de un patito feo que jamás se convirtió en cisne.
Muy interesante resulta el movimiento escénico, pues los actores interactúan durante cada una de las escenas de la obra, pero siempre con su espacio, con su ritmo y respetando su ubicación en el escenario, por lo que el ruido se mantiene amortiguado y diluido bajo la impecable dirección de Omar Alain, las excepcionales actuaciones de Miguel Loyola en el papel de la madre, Catalina; María Fernanda Monroy en el papel de Natalikova y Patricia Reséndiz como Nicoleta.