viernes, 21 de noviembre de 2008

temperamento, solemnidad y soberbios desplantes virtuosos

Un programa que incluía temas que en su alma alojan temperamento, solemnidad y soberbios desplantes virtuosos, aunados a piezas que reflejan la fiesta y la alegría dentro de las arraigadas tradiciones populares dentro de la óptica europea; fue presentado en el teatro de la República por el trío eslovaco Cassovia con el patrocinio del Instituto Queretano para la Cultura y las Artes.
La soprano Lucia Knotekova, la violinista Tereza Novotna y la pianista Julia Greitakova, formaron el Trío Cassovia en el 2005 en la ciudad de Kosice, centro cultural de Eslovaquia, con el interés de dar difusión a un amplio repertorio del período barroco, clásico, romántico y moderno.
Dentro de su especialidad, cada una de las integrantes ha desarrollado una destacada trayectoria y como trío ya se han presentado en importantes salas de Eslovaquia y se han dado a conocer en gran parte de Europa, con frecuentes actuaciones en Italia, España, Alemania, República Checa, Hungría, Polonia y Francia.
La velada inició con Ave verum del genio y maestro austriaco Wolfgan Amadeus Mozart, destacando la virtuosa interpretación de la soprano Lucia Knotekova, quien hizo callar incluso al tiempo que detuvo su incansable marcha para llevarse en un aliento la postal de esta sutil y frágil figura femenina convertida en el cause por el que fluye un caudaloso y maravilloso talento, demostrado al abrir sus labios y hasta el momento de agradecer las palmas.
A continuación, Tereza Novotna en el violín y Julia Gritakova en el piano, interpretaron a duo Meditación de Jules Massenet, pieza en la que como estrellas fugaces los sonidos emanados del violín cruzaban la noche enamorando y maravillando a los espectadores.
La soberbia y el temperamento del maestro y genial compositor del periodo romántico Ludwig Van Beethoven, fueron diluidos en la estática y predecible interpretación de Julia Gritakova de Claro de Luna, quién al enfrentar esta pieza, que es por demás conocida y básica en el repertorio de cualquier pianista, no incorporó algún encanto, ni dio vida a la introspectiva composición, dejando sobre el escenario la fría imagen de un gigante al que acaba de abandonar la vida yaciendo sobre el piso.
Una velada en la que se pasó lista a momentos de sutil belleza lograda por los compositores como: ‘Rusalka’ y ‘Melodía gitana’, de Antonin Dvorak; las arias de ‘Ilona’ y ‘Silvia’ de Emerich Kalman, ‘Chardas’ de Vittorio Monti, ‘Poema’ de Zdenek Fibich, ‘Duelo de los gatos’, de Rossini, ‘Preludio’ de Bach, aria de ‘María’ de Giulio Caccini, tema de la película ‘La lista de Schindler’ de James Williams y un popurrí del Stabat Mater, de Pergolesi.

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