El silencio crece y la nohce arrinconada
tirita en la luz de una vela
no habrá azul, ni viento
no más estrellas
miro hacia el cielo y encuentro su sonrisa infantil
que jamás se apartó del ruido de las cosas
y afuera el mundo no da más vueltas
Solo mi piel se convierte en lluvia, en tierra
en árbol y en un tiempo que se entorpece en la memoria
Toma mi voz de tempestad, de ella caerá una llovizna
de mi sangre toma al hombre y abre tu corazón de abismo
para volar en sus infinitos reflejos
y déjame invadir el agua del rio
para recorrer los moldes terrestres
y agitar la majestuosa luna
Toma al ave que anidó en mi mirada buscando dimensiones celestes
y mirame caer al fondo del asombro
sin deseo, ni oscuridad ni verguenza
mi nombre será una oración complicada, un murmullo
y es tu final quien se ira conmigo
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