No miro más la lluvia
sino su caída
No llena el espacio mi voz
sino su temblor líquido y negro
Es ahora el aliento triste abismo
que se abre mientras cruza el día
Los labios son dominio y sombra
reflejo y ruinas
y las caricias son océano a la deriva del día
Y cambia la vida en el tacto
tibia entre las manos tiembla
de súbito levanta el vuelo
casi por descuido
casi por desconsuelo
entre las horas crece
es una violencia tierna que nunca cambia de dueño
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