Sus anhelos son inocencia desgarrada, él sonríe
jamás rechinaron sus sombras bajo la traslúcida añoranza
y no fue olvidada la blancura del vibrante cielo desangrando a aullidos su garganta
Él sonríe, anidaron bajo sus párpados misterios de luna
tan encantadores naufragios de lenguas deseosas
Acuden ciervos que se conmueven con círculos de humo
para así devorar la recién parida ausencia
Mientras la tempestad, que en su silencio
es maravilla tan íntima y frágil
nunca redujo a negras flores su olvido
y nunca sopló la ceniza del que llora por la madrugada
León Sierra
No hay comentarios:
Publicar un comentario