Amaneció una golondrina entre mis labios
mi primer instinto fue retenerla
pués jamás alguien ha sabido hacia donde volarán los sueños
ni el tibio remanso incendiando tras la lengua
en el cuerpo de lo vivo
Pero como todo lo eterno:
nace vuela
su espacio es el viento;
y bajo sus alas
nosotros alimentamos el misterio
¿No es el canto tan ligero
que eleva incluso la voz y al pensamiento al cielo?
Ocupó su lugar
y así me dejó
con un espectro entre los dedos
Y de súbito regresa a mis labios
esta belleza mínima, aerea y convulsa
volví a nacer
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