martes, 31 de mayo de 2011
Apuntes (tardios) sobre "Tron: el Legado"
Puedo decir, con toda certidumbre, que después de ver (finalmente) la cinta "Tron: El legado" (Disney 2010) soy un sobreviviente. Hasta ahora no tengo una compulsión por los videojuegos, ni ha surgido la necesidad volatil de marcar el adoquin de las calles con las llantas de una Ducatti, ni he comenzado a sentirme abrumado por la belleza de mujeres de cabello castaño y lacio con piel de porcelana china. Así que para mí esta prueba ha resultado más que benéfica; la agresiva campaña publicitaria en la película dirigida a potenciales consumidores no ha hecho estragos.
Y no solo eso, tambien puedo decir que varias de las cosas más positivas de una obra de arte están dentro de esta producción.
POr un lado reafirma el discurso cinematográfico. Así como hay momentos que solo la música puede sugerir, pasajes por los que la literatura nos puede llevar u horizontes que una obra gráfica puede abrir, existe en las películas un fenomeno muy particular entre rec y stop; convinación efectiva en el ritmo que cosntruyen imagenes y sonido y que es dominada con maestría en este filme.
Uno de los aspectos que me parecen de mayor importancia en la cinta es que se presenta este universo virtual como un limbo cerrado donde angustia, sospecha y soledad a traviezan al individuo y a su entorno.
Aqui la solución (que corona además la honestidad de sus creadores) es presentar triunfal, abierta, luminosa y con un viento renovador la persistencia de lo real, de la vida en directo y de la experiencia fuera de este universo manipulado tecnologicamente.
Por lo pronto si no eres de los tantos que acudimos a las salas de cine motivados por los efectos especiales, el soundtrack o por los amigos, ve preparado a esgrimir una defensa contra una constante voz de compra-compra.
martes, 24 de mayo de 2011
En noches ciegas dirán tu nombre- por Paola Klug y Víctor Sierra
Porque su piel es la tierra y su oído los rios
Y nuestros pies raíces
Por eso la palabra es fruto
Y sus ojos viento.
Y su silencio canción de arena
Y sus cabellos mar
Donde anidan abismos y niebla
Y una tumba de poetas
Donde un corazón negro guarda sus sueños
y suspiros
Por eso noches ciegas dirán tu nombre
solo los poetas mudos
Que guarden en su pecho su ultimo canto para después de muertos
y sus ojos y su tacto para volar conmigo.
Y al fin tocar un astro perpetuo que corone el cielo
y llorar vacíos, y besar misterios
Solo así sabremos que no hemos muerto
Y nuestros pies raíces
Por eso la palabra es fruto
Y sus ojos viento.
Y su silencio canción de arena
Y sus cabellos mar
Donde anidan abismos y niebla
Y una tumba de poetas
Donde un corazón negro guarda sus sueños
y suspiros
Por eso noches ciegas dirán tu nombre
solo los poetas mudos
Que guarden en su pecho su ultimo canto para después de muertos
y sus ojos y su tacto para volar conmigo.
Y al fin tocar un astro perpetuo que corone el cielo
y llorar vacíos, y besar misterios
Solo así sabremos que no hemos muerto
domingo, 15 de mayo de 2011
De complementos
A La combinación exacta para despojaste de tu traje de ira le falta un elemento, y no es tu misión encontrarla, es tu deber retenerla
lunes, 9 de mayo de 2011
Soledad y lengua
Dejamos de tener un rostro
antes de que nuestra voz fuera piedra
y el aliento árido resquicio de lanzas y maravillas
Dejamos de pertenecer al sol cuando el silencio se hizo estrella
y nuestra lengua ademán autocritico
cuando nuestra fiel ternura
dejó de entregarse a la muerte
fuimos por siempre forma original en movimiento
Pero somos ciertos en querer andar a ciegas
Da el cuerpo la miel quemada
Nadie bajo ninguna sombra
Guardó su voz
Ni encontró tu nombre como desengaño
Nadie advirtió las islas de aire prisionero
de sangre y cenizas
donde se batía el recuerdo con la esperanza
y la soledad de dos
Así, tus manos de polvo hicieron caricias desiertas
y el pulso de la noche, tormentas de ala fatigada
No era encontrarte, ni andar en bosques de abismos
era no ser
era abrir las alas y dejarse ir
Guardó su voz
Ni encontró tu nombre como desengaño
Nadie advirtió las islas de aire prisionero
de sangre y cenizas
donde se batía el recuerdo con la esperanza
y la soledad de dos
Así, tus manos de polvo hicieron caricias desiertas
y el pulso de la noche, tormentas de ala fatigada
No era encontrarte, ni andar en bosques de abismos
era no ser
era abrir las alas y dejarse ir
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