Nadie bajo ninguna sombra
Guardó su voz
Ni encontró tu nombre como desengaño
Nadie advirtió las islas de aire prisionero
de sangre y cenizas
donde se batía el recuerdo con la esperanza
y la soledad de dos
Así, tus manos de polvo hicieron caricias desiertas
y el pulso de la noche, tormentas de ala fatigada
No era encontrarte, ni andar en bosques de abismos
era no ser
era abrir las alas y dejarse ir
No hay comentarios:
Publicar un comentario