Con estas manos que se elevan ligeramente del suelo
manos que alargan su sombra en horas negras
y que construyen el mundo que un día decidí inventarme
Con los tragos que afilan mis palabras
para atravezar laberintos
Con el roce de las nubes que me arrastran mar adentro
hacia una extraviada isla donde la sangre es bestia tempestiva
blanca
definitiva
Me destruyo
Entonces una caricia, puerta delatora
deja entrar la llovizna
inclinando la balanza hacia lo desconocido
hacia un destello
que me descubre de rodillas
pidiendo regresar a aquel momento del dia
en que fuego palabra y verdad
fueron pulso y melodia
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