lunes, 8 de noviembre de 2010

"A los veinte años tu sexo olia profundamente" por Eduardo Milán

A los veinte años tu sexo olía profundamente,

antiguo, tibio, una raíz sin frío, precaria

aun viniendo de un pasado tan hondo, mítico

de atreverse a atravesar la selva sin ser visto.

Voz de ánima en pena que busca un continente,

África donde agarrarse, desgarrada. Pero volviendo,

el sexo de la mujer tiene una autonomía rara

como si le perteneciera y como si le fuera ajeno,

ajenjo, independiente, estado ebrio. Vive en la fiebre

su larga memoria que lo habilita al delirio. Sus labios

son verdaderos labios. Una raíz que no es una raíz

pero parece por su resonancia. A partir de un punto

el poema son innumerables ecos, aguas liberadas, felices

de expansivas después de ser tocadas.

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