lunes, 19 de noviembre de 2012

tristes tus labios

estoy elevando sobre tus labios
la forma enq ue puedo cruzar
los tristes dias

y si mis manos

y si mis manos se derrumbaran
como un cristal suspendido en el cielo

como si un sueño entrara en tí
y se hundiera mi cabeza al otro lado del espejo

entonces, rasgaria mi nombre

como la tierra que se descubre
en un movimiento esférico
donde las arrugas y las sábanas
han llevado una delicada derrota
a mis labios fantasmas

sábado, 3 de noviembre de 2012

El tiempo

Eltiempo en la humedad
Es fierro que se arrastra en la arena
Una nube de acero
Que se suspende sobre el cielo de octubre 
Una herida de rio 
Que corre hasta encontrar un paraíso sin nombre 
Y una carta dorada, solitaria 
Que tenía voz de gigante 
Y cuerpo de niña

martes, 23 de octubre de 2012

Peces negros

Los sueños son peces negros
que nadan rio arriba a través de las palabras

que no saben de laberintos
de horas muertas
ni de la sangre que baja rauda desde la montaña

que desconocen el nombre de las cosas
porque esos son destinados al olvido

Y es en su flujo inverosimil
donde miramos estrellas fugaces
y donde crece la orilla de esta noche

domingo, 7 de octubre de 2012

Mientras una moneda cae hacia el fondo de una fuente

Mientras una moneda cae hacia el fondo de una fuente
tengo la sensación de que nadie me mira, entonces,
recargo mi cabeza en el hombro y por encima de nubes de humo busco espacios olvidados, nombres para nuevos y antiguos mundos.

Era yo un viento incipiente, ingenuo
una chispa en silencio esperando detrás de una puerta
de pronto un grito y un frasco derramado
sangre y la caricia de sus dedos

Entonces la moneda tocó el fondo;
tuve que aprender a no mirar mi reflejo ni en agua estancada
ni sin una vela encendida
tuve que aprender conversaciones añejas dichas en cualquier parte
y a esconder los secretos nombres con los que el cielo me llamaba

Hasta que la moneda tocó el fondo y aparecieron los espectros rutinarios



viernes, 5 de octubre de 2012

¿Donde fue que...?

Tienes que esconderte ahi,
dijeron persona a persona,
los acuerdos para una nueva vida

No los escuché entonces
y ahora
episodios de una costumbre
ordenada y construida
caen frente a mi ventana

Nuestros nombres

Si no es de la sangre negra del mundo
que no corre, sino aulla
Sino es de los agujeros deformados en la memoria
de la caida y de un viento sucio
Sino es de la palabra que herida entró a un cielo estrecho


¿De que, entonces, se alimenta el tiempo?
¿bajo el nombre de que incendio perdemos los años idos?

Será de mundos que imaginamos
lejanos y vivos
donde la lluvia no azota en las ventanas

Será de una extraña sombra que cuando crece
regresa a su centro

De una forma de animal
que repite actos eternos
y desconoce nuestros nombres

Será de nosotros mismos
que nos descubrimos
con las manos levantadas
nombrando nuevamente al sol

sábado, 29 de septiembre de 2012

"Dibujos sobre un puerto- 3. Nocturno" por: José Gorostiza

El silencio por nadie se quebranta,
Y nadie lo deplora
Sólo se canta
La puesta de sol, desde la aurora.
Mas la luna, con ser
De luz a nuestro simple parecer,
Nos parece sonora
Cuando derraman sus manos ligeras
Las ágiles sombras de las palmeras

sábado, 28 de julio de 2012

Una oración

Un hombre busca a dios
mientras pronuncia 3 sílabas azules
entonces, la luna se balancea sobre su cabeza

La verdad; hombre peligroso escapando,
ágil y peligroso
pero sin alma
Infeliz y criminal
Durmiendo bajo un puente

Fuego mientras la sangre
Magia mientras la tierra
Música mientras los labios

Y sí, es verdad
Un hombre buscó a dios
Pero no supo arrodillarse

"Venus en el pudridero" (fragmento) Por: Eduardo Anguita

¿Escucháis madurar los duraznos a la hora del estío,
a la venida del sol, mientras un príncipe danza
en vísperas de su coronación?
Yo pienso en el gusano.

¿Oís podrirse los duraznos en el granero,
al atardecer, mientras las fechas del reino
caen de los tronos
y el viento las amontona, las dispersa y olvida?
Yo pienso en el gusano.

Si veis montar el agua de la noria,
con un niño fijamente asomado al brocal
frente a frente al abuelo
y se siente el beso de los amantes como una hoja seca
que al pie del tiempo aplasta crepitando:
¿los amantes están muertos? No preguntéis con torpeza.
Pensad en el gusano.

Al borde del pozo, gusano y amante,
los dos punteros del reloj.
El agua está vacía y la amada es un torrente
de mil rostros despeñados.
Ambos sedientos, un sol varonil frente al otro
sol, también varonil,
pero llorando y sombrío:
el de le aurora y el atardecer, íntimamente coludidos,
aparentemente enemigos y cuán quebrantados.

Llegan carretas rebozantes de frutas maduras,
se despiden los ancianos,
las raíces quedan en acecho al sol de la espera,
se acumulan los hechos.

Niño, niño mío, nómbrame sin pestañar,
en un segundo,
las dinastías reinantes -siglos, siglos-,
los monarcas desgajados.
Abuelo, abuelo, nómbrame siglos sin pestañar,
en un instante,
antes que el ruiseñor concluya la nota de su silbo.

¿Quién osa alzar el Tarot vertiginoso?
Todas las fechas están prontas, o marchitas, como nunca nacidas.
Niño y anciano, en este instante tenéis la misma edad:
sólo un instante:
¿no habéis empezado?, ¿habéis terminado?
¡A qué pensar en el gusano!

El rey que tomó la ciudad
y con ella hizo una argamasa de sangre,
dejó el horror, dejó el escarnio;
las vírgenes violadas están vivas, las viudas maldicen.
El rey murió. Un muerto es el culpable.

El diabólico motorista que en carruaje veloz
cruzó la calle sin razón aparente,
a un chico dejó inválido, a una novia le quebró la columna.
El motorista ha muerto.
A él se debe este mundo.

Cuanto nos es dado es obra de muertos;
nos dejaron maravillas y desdichas;
cómo pedirles cuenta, todo trayecto es corto.
Muertos poderosos que nos legaron herencias
imposibles de revivir, imposibles de evitar.
¡A muertos, a muertos se debe este mundo!

Tiempo furioso, memoria feroz.
Esa fuerza desprendida del látigo, que sigue ondulando
cuando la mano que lo maneja ya está hecha polvo,
el latigazo aún azota con destreza terrible y melancólica.

¿Podemos comprender que la amada,
apenas pronunciadas las palabras del amor,
cambie, desaparezca, se destituya?
Y todavía sientes la presión del abrazo,
el calor de su beso
y su boca ha expirado?

A un muerto, a un muerto se debe este mundo.

(De modo semejante, el Rosal misterioso,
centro ígneo de radio cero, palpita en reposo
en el corazón del jardín,
y de él fluyen los rayos, los pétalos, la extensión de los prados;
salió al día, y extendiendo los brazos su amor emana
en forma de apóstoles, de mártires, de amantes de todo orden,
y hasta de esas señoras que reparten la piedad
y son tantos más agrias
para que la moneda se vea más dulce y no les pertenece.
El amor, el aroma y los actos fortuitos,
más existentes que sus autores, gemas en reposo,
que no se quieren invisibles, y si se quieren
así, al fin y al cabo,
como sentirse llamados a vivir sólo un instante
y servir para mucho, mucho tiempo).

No lamentes la ausencia de la semilla,
ama grandemente el fruto dado.
La semilla debe morir.

Os contaré, amantes, qué hacéis cuando estáis juntos;
lo que yo hice y sentí
en aquel huerto de espigas corporales.
El gallo a mitad del día, erguido para el amor,
y la luna que espera al ave de fuego,
mojada, abierta y silenciosa.

La tomé por la mirada, rebanando con mi vista su entrecejo,
y desde ahí, humedeciendo con su vista mis manos y con mi vista su cuerpo,
sin dejar de mirarla,
comencé con las yemas a estirar sus ojos a las sienes:
hasta que su cabeza reclinóse en mi hombro.

Su cabeza era una blanda caverna, donde se escondía el torrente,
el que me llevaría hacía abajo, a las zarzas de sigiloso esplendor.
Palpé sus sienes, oyendo latir la piedra,
la piedra azulada por la respiración y el anhélito.

Ella tomó mi boca con su boca -llenar un hueco con otro hueco-,
para partir unidamente exhaustos.
Sus labios se reflejaron firmemente en mis labios.
Mis labios son yo que salgo; los suyos son yo que entro.
Y nos reconocimos íntimos y temblorosamente obvios.

Comencé a ser mi semejante.

Inquirí su cuello, una columna despierta,
hecha de luz intencional explícita.
.
Besos en su garganta de cascada de nieve, y sus pechos,
particulares bóvedas del cielo, copas de árbol, salidas
de sol y cualquier cosa aquí sólo representada.
Y siendo desbordantes, sin embargo formaban parte.
Era dichoso saber que su cuerpo podría haberlos cedido
sin perder nada intrínseco,
pero cuánto más completo con lo que no era suyo!
Yo quería arrancar y volver a poner
para darme la ilusión de poseer lo amado
al punto de disponer de él sin destruirlo.
Luego, al reponer, yo participaría por fin en lo bello,
ya que era como crearlo con mis manos.
Mi boca me ungió único entre los dos calores contiguos.
De ser una la esfera,
yo habría inventado la repetición.

Rodeaba mi cintura para ser ella copa y yo agua.
Quería aprisionarme, y no sólo por fuera,
pues podría escaparme hacía adentro,
y para que no me evadiera así, me insinuó
encerrarse ella dentro de mí.
Accediendo, la ceñí a mi vez por la cintura,
siendo ella ahora el agua y yo el vaso.
Y se hizo tan íntima que aun durmiendo
me encontraba con ella
como si la hubiera habitado y comulgado.
Llorando esta condena feliz estrechamos los abrazos
y caímos veloz
por la corriente que arrastra juntos al pájaro y al vuelo

sábado, 12 de mayo de 2012

"Memoria" Por: Roxana Méndez

Todo es presente ahora: mis ojos desatados pueden ver la penumbra del cielo en este instante, y en ese cielo inmenso, frío, extraño, distante, vuelan aves de siempre sobre sueños pasados. Otras calles retornan y es presente en mis labios que besan las siluetas de los que ya han partido: los niños de otras tardes y el viento conmovido que trae de la iglesia su aroma de incensarios, y las beatas señoras musitando oraciones y el abuelo en el patio cantándonos canciones y las lentas campanas de las cinco doblando. Las calles imprecisas retornan al silencio y ese cielo de ahora que sufro y que presencio comprendo que es de un día que existió no sé cuándo.

miércoles, 18 de abril de 2012

Hombres desenfocados

Hombres desenfocados
a veces cruzan el territoro del sueño
y al frio sin misericordia

A veces andan solos
y caen desde el temblor de una estrella
como enemigos del reposo y del cuerpo
sobre la oscura mirada del mundo

viernes, 13 de abril de 2012

Un viento salvaje

Es este viento salvaje y enloquecido
impulsado por una voluntad siniestra
Es mi tendencia a descubrirme bajo mis escombros
en inutil agonía
lo que agitó en mi voz el brillo de las horas muertas.

Es el vertigo de lo insoportable,
el lenguaje escondido bajo la sombra de las palabras
lo que hoy te nombra

Pero es también mi deseo por encontrar nuevas tumbas secretas
donde sepultarte
y asi no sorprenda a tu recuerdo
tamborileando sobre mis labios
melodias negras

lunes, 2 de abril de 2012

Levanto tu nombre al cielo

Levanto tu nombre al cielo y como todo humo 
busca grietas y espacios vacíos 

Y entre silencios regresas
primero tenue 
después arreciando contra la ventana

Y eres feliz
y callada entre mis manos de barro

Recuerdo, entonces, la piel que nació bajo las caricias
y un flujo luminoso nace de la orilla de mis labios

lunes, 13 de febrero de 2012

"Las cataratas del Niágara" por Cai Tianxin

El blanco sobre el azul
El blanco circundado por el azul
Como la muerte sumida en el sueño

Hay más plumas de pájaros que cabelleras de
Turistas
Los picos de los pájaros tocan la cortina de la
Lluvia
Antes que los labios de los amantes

Pronuncio algunos nombres a mi antojo
Los dejo flotar a través del agua
Y caer junto con el ocaso

Un sol desangrado tiembla
Doy un paso adelante hacia la muerte
Un millar de manos heladas se filtran en mi
Espalda

domingo, 29 de enero de 2012

Frag. "Canto a mi mismo" Walt Whitman

¿Quién va allí?
Grosero, hambriento, místico, desnudo... ¡quién es aquél?
¿No es extraño que yo saque mis fuerzas de la carne del buey?
Pero ¿qué es el hombre en realidad?
¿Qué soy yo?
¿Qué eres tú?

Cuanto yo señale como mío,
Debes tú señalarlo como tuyo,
Porque si no pierdes el tiempo escuchando mis palabras.
Cuando el tiempo pasa vacío y la tierra no es mas que cieno y
podredumbre,
no me puedo para a llorar.
Los gemidos y las plegarias adobadas con polvo para los inválidos;
y la conformidad para los parientes lejanos.
Yo no me someto.
Dentro y fuera de mi casa me pongo el sombrero como de da la gana.

¿Por qué he de rezar?
¿Por qué he de inclinarme y suplicar?

Después de escudriñar en los estratos,
después de consultar a los sabios,
de analizar y precisar
y de calcular atentamente,
he visto que lo mejor de mi ser está agarrado de mis huesos.

Soy fuerte y sano.
Por mi fluyen sin cesar todas las cosas del universo.
Todo se ha escrito para mi.
y yo tengo que descifrar el significado oculto de las escrituras.

Soy inmortal.
Sé que la órbita que escribo no puede medirse con el compás de un
carpintero,
y que no desapareceré como el círculo de fuego que traza un niño en la
noche con un carbón encendido.
Soy sagrado.
Y no torturo mi espíritu ni para defenderme ni para que me comprendan.
Las leyes elementales no piden perdón.
(Y, después de todo, no soy mas orgulloso que los cimientos desde los
cuales se levanta mi casa.)

Así como soy existo. ¡Miradme!
Esto es bastante.
Si nadie me ve, no me importa,
y si todos me ven, no me importa tampoco.
Un mundo me ve,
el mas grande de todos los mundos: Yo.
Si llego a mi destino ahora mismo,
lo aceptaré con alegría,
y si no llego hasta que transcurran diez millones de siglos, esperaré...
esperaré alegremente también.
Mi pie está empotrado y enraizado sobre granito
y me río de lo que tu llamas disolución
por que conozco la amplitud del tiempo.

sábado, 14 de enero de 2012

Amarga arena

Miedo de tí
de tu silencio de rio
donde cruzan las caricias
que se apagan y pierden

Miedo de la amarga arena
que se abre sobre la piel
que se agita y se levanta
anocheciendo al tiempo

Habitó mi voz un sueño alto,
cauce donde viajé de la tierra al cielo
del cielo al infinito
y de allá hasta tu espacio húmedo
era entonces tu brillo
lugar donde se podia respirar suavemente

De súbito
un sonido ciego estremece las horas de la noche
y trás la ventana
hay brillo sin estrella

miércoles, 4 de enero de 2012

"Poemas de la cárcel" Por: Bob Kaufman

1
Estoy sentado en una celda con vista hacia malignas paralelas
esperando que el trueno me astille en mil pedazos.
No es suficiente estar enjaulado con uno mismo;
quiero sentarme frente a cada prisionero en cada agujero.
Las puertas se deslizan y golpean. Cada portazo una conclusión, ¡bang!
El yonqui desapareció en un ruido rojo; se drogaba para sacarse un infierno.
El fragante borracho se enorgullece porque no fuma,
huellas de dedos sobre negras lápidas de tinta,
ruidos de angustia filtrándose a través de paredes de acero, rompiéndose,
alcanzan mi dolor. Me hago parte de alguien más para siempre.
El acento salvaje de los criminales me resulta más dulce que el zumbido de los policías,
ocupados en clausurar las escotillas de estas almas; carga
destinada a puentes de acusaciones, muelles de culpas.
¿Qué comen los policías, viejo Sócrates, aún prisionero?

2
Pintor, píntame una cárcel enloquecida, dementes celdas de acuarela.
Poeta, ¿qué edad tiene el sufrimiento? Escríbelo en plomo amarillo.
Dios, hazme un cielo sobre mi techo de vidrio. Necesito estrellas
para guiarme en esta atmósfera de gritos e infiernos particulares,
entradas y salidas, adentro… afuera… arriba… abajo. El balancín municipal.
Yo—aquí—ahora—óiganme—aquí—ahora—siempre aquí de alguna manera.

3
En un universo de celdas, ¿quién no está preso? Los carceleros.
En un mundo de hospitales, ¿quién no está enfermo? Los médicos.
Una sardina dorada está nadando en mi cabeza.
Ah, sabemos algunas cosas, hermano, sobre algunas cosas
como el jazz y las cárceles y Dios.
El sábado es un buen día para ir a la cárcel.

4
Ahora nos dan un nuevo formulario, tembloroso como gelatina,
que demuestra que cualquier muchacho puede ser presidente de Muscatel.
Le odian porque es uno de Ellos.
Desnudez no planeada, salpicada de gris; dedos
pestilentes aferrados a la poceta. El Sr. América se quiere bañar.
¡Mira! En el piso, acostado sobre el rostro de América,
una estrella de cine que ha actuado en un millón de noticieros.
¿Qué estoy haciendo?, ¿sentir compasión?
Cuando salga colaborará con mi asesinato.
Probablemente odia estar vivo.

5
Tuercas y tornillos resonando en su estómago, revueltos.
La sociedad se ha hecho pedazos en su barriga, hinchada.
Mira el gran molino americano, inclinándose hacia dentro,
bueno y sólido, como los que embriagaron América.
El éxito escrito en todo su culo rayado por las calles.
Exitoso éxito, cuarenta jonrones en un solo inning.
Deja de sufrir, Jack, no nos puedes engañar. Lo sabemos.
Este es el mejor país del mundo, ¿no lo es?
No lo logró. Borracho en la Celda 3.

6
Han pasado demasiados años en este breve lapso.
Mi alma reclama una caverna propia, como el dios del Jainismo;
mas debo lograr que continúe, ruda como el jazz, relumbrando
en esta oscura selva de plástico, tierra de largas noches, heladas.
Mi ombligo es un botón que aprieto cuando quiero salir de mí.
¿Soy algo más que una masa de entrañas y toscos tejidos?
¿Debo romperme los huesos? ¿Beber mi sangre, diluida en vino?
¿Debería arrancar viejas tristezas de mi pecho?
No otra vez,
esas antiguas bolas de fuego, engullidas con ardor, déjenlas.
Déjenme escupir vapores de introspección, pedazos de mí,
así, cuando me vaya seguiré estando en el aire.

7
Alguien que soy no es nadie.
Algo que he hecho no es nada.
Algún lugar que he visitado no está en ninguna parte.
No soy yo.
¿A qué respuestas
debo buscar preguntas?
Debo encontrar ciudades
para estas calles ajenas.
Gracias a Dios por los beatniks.

8
Toda la noche el hedor de personas que se pudren,
el vaho que surge de piras de hombres vivos,
satura mi nariz de repugnancia gaseosa,
ahogando en lágrimas mis expuestos ojos.

9
Vendedor ambulante de Dios, reventándome el tímpano
con la parte más aburrida de un libro bueno y sensual,
impaciente por el lunes y las calculadoras.

10
Perros de ojos amarillos silbando en la noche.

11
El bebé vino hoy a la cárcel.

12
Un día más al infierno, lleno de glándulas flotantes.

13
La cárcel, un cubo de metal enorme y hueco
colgado de la luna por una cadena de plata.
Johnny Appleseed la cortará un día.

14
Tres largos hilos de luz
trenzados en un rayo.

15
Soy aprensivo en cuanto a mi futuro;
mi pasado me ha dado la espalda.

16
Veo sombras formándose en la pared,
imágenes del deseo que se protegen de mis ojos.

17
Después de pasar toda la noche construyendo un sueño,
vino la mañana y me cegó con su luz.
Ahora busco, entre montañas de cáscaras de huevos,
el maldito sueño que nunca quise.

18
Sentado aquí escribiendo cosas en el papel,
en lugar de clavar mi lápiz en el aire.

19
La Batalla de los Fracasos Monumentales, crispada;
ambos bandos anhelan una limpia derrota.

20
Ahora veo la noche, abrumando silenciosamente el día.

21
Atrapado en las imaginarias redes de la conciencia,
lloro por mis actos, mas continúo creyendo.

22
Deberían construir las ciudades en un solo lado de la calle.

23
Las personas que no arrojan sombra
nunca mueren de pecas.

24
El fin siempre llega de último.

25
Nos sentamos en una mesa
devorándonos palabra por palabra
hasta que no quedó nada, esqueletos repulsivos.

26
Estoy sentado escribiendo, sin atreverme a parar,
por miedo a ver lo que está fuera de mi cabeza.

27
Listo, Jesús, ¿ves que no dolió ni un poco?

28
Temo seguir a mi propia carne hasta esas angostas
anchas rígidas blandas camas mujeriles, pero lo hago.

29
Eslabón por eslabón, forjamos la cadena.
Luego, al descubrirla alrededor de nuestros cuellos,
nos espantamos.

30
Nunca he visto una hogaza poética silvestre de pan,
pero si la viera, me la comería con corteza y todo.

31
¿Desde qué lejanos años vienen los bebés?

32
Universalidad, dualidad, totalidad… uno.

33
El anormal que balbuce en el suelo
alguna vez fue un hombre que gritaba sobre las mesas.

34
Ven, ayúdame a aplanar una gota de lluvia.



Escrito en la Cárcel de la ciudad de San Francisco
Celda 3, 1959.