lunes, 25 de abril de 2011

Sátira doméstica

Yo no deje mis cosas ahi nada más, las acomodé metodicamente en las orillas,lejos de donde precipitaran una caida o un disgusto en los pies al chocar involuntariamente sobre ellas.
Es el desorden que las enmaraña y camina entre ellas, es el largo tiempo sin mirarlas lo que las amanece caoticas.
Habrá definitivamente mundos estructurados que las descubran.
Pero entre mis cazuelas y mi ropa se gestó la certeza, el tiempo que en su afán dictador nos recuerda que no ahondamos sobre su desarrollo cromático y así de súbito caen en desuso, así como la casa ya tomada y el gorrión que decidió hacer nido en mi ventana.
Dios mediante esa no sea razón de matrimonio.

2 comentarios:

  1. Dios mediantee??? No metas a Dios con el tbjo, la escuela y los hijos...ja....

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  2. Hay que recurrir, a veces, a fuerzas superiores

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