martes, 31 de mayo de 2011

Apuntes (tardios) sobre "Tron: el Legado"


Puedo decir, con toda certidumbre, que después de ver (finalmente) la cinta "Tron: El legado" (Disney 2010) soy un sobreviviente. Hasta ahora no tengo una compulsión por los videojuegos, ni ha surgido la necesidad volatil de marcar el adoquin de las calles con las llantas de una Ducatti, ni he comenzado a sentirme abrumado por la belleza de mujeres de cabello castaño y lacio con piel de porcelana china. Así que para mí esta prueba ha resultado más que benéfica; la agresiva campaña publicitaria en la película dirigida a potenciales consumidores no ha hecho estragos.

Y no solo eso, tambien puedo decir que varias de las cosas más positivas de una obra de arte están dentro de esta producción.

POr un lado reafirma el discurso cinematográfico. Así como hay momentos que solo la música puede sugerir, pasajes por los que la literatura nos puede llevar u horizontes que una obra gráfica puede abrir, existe en las películas un fenomeno muy particular entre rec y stop; convinación efectiva en el ritmo que cosntruyen imagenes y sonido y que es dominada con maestría en este filme.

Uno de los aspectos que me parecen de mayor importancia en la cinta es que se presenta este universo virtual como un limbo cerrado donde angustia, sospecha y soledad a traviezan al individuo y a su entorno.
Aqui la solución (que corona además la honestidad de sus creadores) es presentar triunfal, abierta, luminosa y con un viento renovador la persistencia de lo real, de la vida en directo y de la experiencia fuera de este universo manipulado tecnologicamente.

Por lo pronto si no eres de los tantos que acudimos a las salas de cine motivados por los efectos especiales, el soundtrack o por los amigos, ve preparado a esgrimir una defensa contra una constante voz de compra-compra.

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